Las enfermedades cardiovasculares siguen manteniendo una alta incidencia en la salud poblacional incluso por encima de otras patologías como el cáncer, las enfermedades infecciosas o los accidentes de tráfico.

Los estilos de vida con presencia de factores de riesgo cardiovascular como el tabaco, la hipertensión, la diabetes o el colesterol, sumados al estrés y la falta de hábitos saludables pueden explicar la prevalencia de estas enfermedades circulatorias, isquémicas del corazón y cerebrovasculares.

La cardiología clínica constituye el cimiento donde se apoya la especialidad. La innovación constante en los sistemas y pruebas diagnósticas y de imagen, facilitan la aproximación y la información al cardiólogo clínico, que integrará la información obtenida de la clínica y de las pruebas complementarias para ofrecer una respuesta médica a su paciente.

La actividad deportiva se presenta como una opción saludable que gana adeptos. La sensibilización y la propia experiencia hace de muchos usuarios incorporen el deporte a sus rutinas para ganar salud.

La práctica deportiva, en cualquier modalidad, hace recomendable seguir unos consejos mínimos de control y seguimiento que garanticen que esa actividad se realiza con seguridad y se ajusta a las condiciones y objetivos de cada deportista. Esta adecuación y medida, ofrecerán seguridad en la práctica deportiva además de aportar la eficacia y el rendimiento adecuados.

Detectar cualquier patología de riesgo, lograr una adaptación al entrenamiento, conseguir un entrenamiento efectivo o adelantar el diagnóstico o el tratamiento preciso ante una patología, hacen recomendable el estudio y consejo por parte del especialista en medicina, cardiología y deporte.

Los efectos beneficiosos del ejercicio del deporte y, en general, de la actividad física en el organismo humano, son el principal argumento para promover esta costumbre y afianzar estilos de vida activa y saludable.

Dentro del grupo de enfermedades circulatorias, las enfermedades isquémicas del corazón (infarto o angina de pecho) siguen ocupando el primer lugar como causa de muerte.

Asistimos a una elevada presencia de factores de riesgo cardiovascular, como el tabaco, la hipertensión, la diabetes o el colesterol que afectan a la salud del corazón.

El aumento del estrés y la falta de hábitos saludables explican el incremento de las enfermedades circulatorias, las isquémicas del corazón y las cerebrovasculares, así como el aumento considerable entre las mujeres por su acceso cada vez mayor a puestos de trabajo de responsabilidad y con mayor estrés.

Los síntomas más frecuentes de las enfermedades cardiacas que nos deben alertar son dolor u opresión torácica con el esfuerzo o en reposo, aceleración del corazón o latidos irregulares, mareo o pérdida del conocimiento, cansancio excesivo o sensación de falta de aire, y hinchazón de los pies.