Prevención
Un enemigo evitable: el golpe de calor
La Dra. Virginia Pérez Hernández repasa las medidas para evitar daños provocados por la Hipertermia del Golpe de Calor que afecta en un 80% a personas mayores de 65 años
“Un aumento de la temperatura corporal en 40°C o más como consecuencia de la exposición prolongada a altas temperaturas o de un esfuerzo físico realizado en condiciones de calor, es un trastorno grave que requiere tratamiento temprano en un área de urgencias para evitar un daño orgánico que, en ocasiones, podría ser irreversible”.
La Dra. Virginia Pérez Hernández, Jefa Clínica de la Unidad de Subagudo y Pluripatológico del Hospital San Juan de Dios, se refiere al “golpe de calor”, que en España tiene mayor prevalencia en julio y agosto y “afecta en un 80% de los casos a personas mayores de 65 años”.
La doctora apunta que “tras los meses de confinamiento se abre ante nosotros la libertad de movimientos y se intensifica el deseo de disfrutar del aire libre, pero hay que tener en cuenta que existe un enemigo silencioso que puede crear complicaciones graves: ese enemigo es el calor”.
Si se produce elgolpe de calor, conviene actuar con rapidez: “hay que desplazarse a un ambiente fresco y preferiblemente con aire acondicionado, tomar líquidos y enfriar el cuerpo con agua fría o hielo y llamar al 112 inmediatamente o acudir al servicio de urgencias más cercano”.
Las causas de un golpe podrían estar precipitadas o favorecidas “por un exceso de ropa que evita que el sudor se evapore y el cuerpo se enfríe, por la ingesta de alcohol que perturba la capacidad del organismo para regular la temperatura o por la deshidratación ante un escaso aporte de agua que impide que recuperen los líquidos que se pierden con el sudor”.
La doctora enumera los síntomas que alertan de este trastorno y que son “la hipertermia o elevación de la temperatura corporal (40°C o más), dolor de cabeza, piel enrojecida, náuseas y vómitos, respiración acelerada, frecuencia cardíaca acelerada, y trastorno del comportamiento o del estado mental (confusión, agitación, delirio, convulsiones y hasta coma)”.
Existen una serie factores de riesgo que aumentan la posibilidad de padecerlo: “la edad, en los niños por su sistema nervioso central no plenamente desarrollado y en personas de más de 65 años porque éste comienza a deteriorarse; las enfermedades crónicas, como las cardíacas y pulmonares; la obesidad o el sedentarismo; el esfuerzo intenso en clima caluroso; y ciertos medicamentos, como los vasoconstrictores, betabloqueantes, diuréticos, antidepresivos y antipsicóticos, que afectan a la capacidad del organismo para mantenerse bien hidratado”. No obstante, Virginia Pérez comenta que “no debe dejar de tomarlos si se los ha recomendado su médico, pero sí debe preguntar las dudas que le surjan en este tema”.
Las complicaciones que pueden producirse, “son el daño de órganos vitales como el corazón, cerebro, riñones y sistema muscular, incluso de una forma irreversible si el tratamiento no se administra a tiempo. Sin tratamiento, este trastorno podría ser mortal”.
Como prevención, la doctora enumera “herramientas muy eficaces” como el uso de vestimenta holgada y liviana, sombreros, gafas de sol y protector solar factor 50 o más; la ingesta abundante de líquidos, agua o zumos, evitando el alcohol; eludir la exposición al calor y buscar sitios frescos y aire acondicionado en las horas de más calor; y realizar una planificación correcta de los tiempos de ejercicio físico (primeras o últimas horas del día). Estas medidas, válidas para todos, “son imprescindibles en personas de riesgo por padecer enfermedad, por edad o por toma de medicación”.
Por último la doctora incide en un consejo esencial en verano, “nunca se quede o deje a nadie en un automóvil ni siquiera con las ventanillas bajadas”.