Atención Integral

Fragilidad y bienestar espiritual

Un profesional formado en “counselling” y teología participa coordinadamente con los servicios médicos y asistenciales del Hospital en restaurar el bienestar del paciente. Beñat Goñi ha narrado su experiencia recientemente con motivo de unas jornadas profesionales

Recuperar el equilibrio y ayudar a alcanzar una estabilidad personal en el momento difícil de la enfermedad y la hospitalización es una de las principales misiones en las que trabaja “un servicio poco conocido” pero eficaz en el acompañamiento espiritual a personas hospitalizadas y particularmente, a pacientes frágiles.

Beñat Goñi, un profesional formado en counselling (exploración de la subjetividad del otro para poder acompañarlo) y teología, participa coordinadamente con los servicios médicos y asistenciales en restaurar el bienestar del paciente: “la enfermedad y la fragilidad afectan directamente a lo más vital de una persona y con frecuencia, producen sensaciones de desolación, desesperanza o soledad”. Esta realidad, afirma Beñat, “hace necesario intervenir en ámbitos como el consuelo, la pacificación o en la esfera relacional del enfermo para desarrollar un bienestar espiritual”.

La principal herramienta de un responsable “de atención espiritual y religiosa” es “escuchar y utilizar la empatía para poder invertir las vivencias negativas que presentan muchos enfermos”.

Beñat Goñi ha expuesto su trabajo en el marco de las Jornadas Asistenciales: “experimentar desolación implica sentir una experiencia de crisis vital o existencial que puede sobrevenir por la presencia de la enfermedad”. Retrata esa sensación como “una vivencia de gran vacío interior” ante la que “cabe buscar apoyo y consuelo en las fuentes vitales de ese paciente que según cada caso podrán ser fuentes religiosas, culturales, filosóficas o de otra tipología”.

Su servicio está orientado a “conseguir una pacificación que, bien elaborada, puede proporcionar un sentimiento profundo de bienestar, armonía e incluso de felicidad, aun en medio de la enfermedad”.

Un soporte indispensable “es la comunicación y muy especialmente la que se desarrolla en el campo relacional de la persona”. Beñat destaca que “demasiados pacientes viven una búsqueda de conexión que les lleve a superar una soledad no deseada en el proceso de enfermedad” y para ello “sólo cabe potenciar una mirada positiva sobre sí mismo, un empoderamiento. Nuestra atención busca reforzar vínculos y que estos sean positivos y sanadores”.

Las herramientas necesarias para lograr esos objetivos, indica Beñat, son variadas: “desde las sensitivas y más interiorizadas como la oración, la meditación o el silencio, a las narrativas o dialogales como el diálogo biográfico y otros textos. También cabe utilizar herramientas creativas, como la música, la pintura o la fotografía… o las simbólicas  y expresivas con elementos significativos para la persona. Caben incluso celebrativas o festivas: rituales religiosos o seculares, ritual de perdón y reconciliación, o ritual de despedida…”

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