texto periodístico

DIA MUNDIAL DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS

DIA MUNDIAL DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS 

CUIDAR LA VIDA ES UN ARTE HASTA EL FINAL

La Dra. Gabriela Picco realiza una reflexión sobre el acceso a los Cuidados Paliativos y la importancia del acompañamiento al final de la vida en DIARIO DE NAVARRA

Un artículo de fondo publicado por Diario de Navarra a propósito de la conmemoración del Día Mundial de los Cuidados Paliativos, recoge  el pensamiento de la Dra. Gabriela Picco, médico especialista de esta Unidad en el Hospital San Juan de Dios.

Texto publicado:

No dejemos atrás a quienes sufren: cuidar la vida es un arte hasta el final

La medicina logró sumar más años a la vida pero no siempre más salud a los años y frente a la creencia de que vivir mucho tiempo suele dar la felicidad, cada vez se pone más el énfasis en otros aspectos. No todos aspiran a batir marcas de longevidad. “Somos criaturas mortales, con cada vez menos salud, y debemos aspirar a tener la mejor vida posible hasta el final“. Los equipos sanitarios debemos ayudar en ese proceso.

La medicina paliativa es una especialidad relativamente reciente, importante pero poco entendida y aunque incluye los cuidados al final de la vida, no se limita a ellos. Se refiere a minimizar el sufrimiento y conseguir confort en cualquier situación de enfermedad crónica incurable. Los equipos de Cuidados Paliativos asistimos a personas que padecen enfermedades avanzadas y limitantes con la idea de que cuidar la vida es un arte hasta el final. Actuamos con una “ética de los cuidados” que tiene en cuenta las singularidades de cada individuo convirtiendo a las personas en protagonistas y centro de todas las actuaciones.

Para la mayoría de los seres humanos, lo peor no es morir, sino vivir y morir sufriendo. Es una distinción clave. Se muere mal cuando se abandona la muerte al ámbito de lo irracional y cuando el equipo sanitario no está entrenado para acompañar el final de la vida. En este tipo de acompañamiento lo deseable es ofrecer un buen control de síntomas físicos, el beneficio de una mirada, una escucha compasiva, comunicación y afecto.

Los cuidados paliativos comenzaron en los años 60 con Cicely Saunders y Elisabeth Kubler – Ross que batallaron contra frases médicas del estilo “no hay nada más por hacer” o “este paciente no tiene cura, la medicina no puede hacer nada”. Estas dos mujeres revolucionaron ese estado de las cosas, devolviendo otro modo de pensar como reacción a la excesiva tecnología y deshumanización. La medicina paliativa se enfocó inicialmente en las personas con cáncer, pero a posteriori ha demostrado efectividad en cualquier enfermedad grave, ya sea insuficiencia cardiaca u otras enfermedades crónicas irreversibles y dicha atención se relaciona con optimizar la planificación del cuidado, mejorar el estado de ánimo del paciente y del cuidador y con un uso más adecuado de los servicios de salud.

El lema 2017 del Día Mundial de los Cuidados Paliativos es: “Cobertura universal de salud y cuidados paliativos. No dejemos atrás a los que sufren” por lo que cabe destacar que la atención especializada en España llega a menos del 50 % de las personas que requieren cuidados paliativos y la Organización Mundial de la Salud denuncia que la atención de cuidados paliativos sigue siendo «insuficiente» a nivel global, ya que cada año sólo los reciben el 14 % de los pacientes que los necesitan.

Mueren con dolor cada año más de 15 millones de personas en el mundo y los paliativos están integrados en el sistema de salud en apenas 20 países de los 234.

El 80% de la población mundial no tiene acceso a morfina para tratar el dolor, lo que deriva en una pandemia global de dolor no tratado. La cultura de los cuidados paliativos pretende revertir esta pandemia, demostrar que es moralmente significativo restaurar la calidad de vida de pacientes y familias dentro de lo posible y asistir meticulosamente el final de la vida de las personas

El surgimiento de los cuidados paliativos como especialidad y el lugar que ocupan en el campo médico, revelan el carácter problemático de la gestión del final de la vida, así como la dificultad de la medicina para lidiar con los aspectos emocionales y humanos que típicamente abre la perspectiva de una muerte. No hay que cesar en el esfuerzo de que esta “necesidad” de mejorar el final de la vida vuelva al centro de lo que los médicos hacen y no se convierta en el cometido exclusivo de los equipos de cuidados paliativos.

La muerte forma parte de la vida y es parte de su relato. Es la última oportunidad de hallar un significado y de dar sentido a lo que pasó antes. Personas aconfesionales y de todas las culturas y religiones, con distintos valores, tienen la misma preocupación por la existencia y su finitud.

A la hora de morir, ¿no tenemos todos derecho a que no sólo nuestro cuerpo sea tratado con respeto, sino también y acaso más importante aún, nuestro espíritu? ¿No tendría que ser uno de los principales derechos de cualquier sociedad civilizada, el de morir rodeado de los mejores cuidados? ¿Qué significa realmente poder enviar al hombre a la luna si no sabemos ayudar a otros seres humanos como nosotros a morir con dignidad? (Bardo Thodol) 

Artículo Dra. Gabriela Picco

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Hospital San Juan de Dios Pamplona